Cuando el peregrino, baja de Somport (Summus Portus), al lado de la estación invernal de Candanchú se encuentra las ruinas del antiguo hospital de Santa Cristina.
En el Libro V del Códice Calixtino, en el Capítulo IV titulado «De los tres hospitales del mundo», podemos leer:
«El Señor instituyó en este mundo tres columnas muy necesarias para el sostenimiento de sus pobres, a saber: el hospital de Jerusalén, de de Mont-Joux y el de Santa Cristina que está en el Somport. Estos tres hospitales están colocados en sitios necesarios; son los lugares santos, casas de Dios, reparación de los santos peregrinos, descanso de los necesitados, consuelo de enfermos, salvación de los muertos, auxilio de los vivos. Así pues quienquiera que haya edificado estos lugares sacrosantos poseerá sin duda el reino de Dios»


Alvaro Cunqueiro en su libro «El Camino de Santiago» nos cuenta esta bella leyenda:
«El gran hospital -uno de los tres mayores de la cristiandad, parejo a los de Jerusalén y del Gran San Bernardo- es hijo del milagro. Eran muchos los peregrinos que enfermaban en la ruda subida, muchos a quienes la fatiga, en el viaje de regreso, ponía al borde de la muerte. Dos caballeros tolosanos quisieron fundar un hospital en la cumbre misma, y buscaron el lugar más adecuado. Una paloma blanca que sostenía con el pico una cruz de oro, volaba de aquí para allá, delante de los dos fundadores que, jinetes, la seguían. Al fin, la paloma dejó la cruz en la roja tierra y se fue a las nubes. Donde la cruz quedó, allí se levantó Santa Cristina. Se asegura que a los dos caballeros tolosanos se les mudó la color de los ojos, que era negra y se les puso dorada»
En este enlace podéis encontrar más información: Románico aragonés

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